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sábado, 10 de abril de 2010

Historia de un emprendedor: Eduardo Barreiros.



Hoy me ha impactado en gran medida este documental acerca de un emprendedor español, Eduardo Barreiros (1919-1992).

Me ha resultado impresionante la tenacidad de este personaje, que fue pionero, no solo en la transformación de motores gasolina en diesel, con el consiguiente ahorro en costes para empresas que solicitaban sus servicios, sino en muchos otros aspectos que os expongo a continuación. Tampoco me ha dejado indiferente la gran cantidad de impedimentos que puso en su camino el INI (Instituto Nacional de Industria, en la dictadura franquista), para que no eclipsara a su compañía bandera, Pegaso, lo que le obligó a desobedecer las normativas del gobierno en cuanto a regulación de sus naves industriales, importación de material (por lo que practicó contrabandismo) o cuota máxima de producción. Sin duda, mostró una fé ciega en sus posibilidades.

  • Elaboración de un departamento para mejorar la situación laboral de sus empleados, lo que acabo dotando a la organización de una clínica privada propia, guardería para los hijos de los empleados, remuneración por objetivos, y otras muchas mejoras que cumplían con el mencionado fin. Si a ésto le sumamos, que Eduardo Barreiros era un presidente atípico, dado que era un enamorado de la mecánica del motor, por lo que no era raro verlo trabajar envadurnado en grasa al lado de sus operarios, el clima que se generaba dentro de la fábrica era el idóneo para sacar el máximo rendimiento de los activos físicos y humanos.
  • Diversificó su línea de negocio, iniciando la fabricación de tractores y camiones, lo que le otorgó la posibilidad de presentarse a un concurso para proveer al ejército de tierra portugués de camiones capaces de salvar grandes desniveles y no atascarse en terrenos embarrados. Ganó el concurso a marcas punteras del mercado, como GM.
  • Introducción de la venta a plazo en productos de estas caracterísiticas, lo que requería de un respaldo financiero que los bancos españoles de época no le podáin conceder, ni el régimen franquista estaba dispuesto a otorgarle. Este hecho le obligó a buscar capital fuera de España, y llegó Chrysler, con la que firmó un acuerdo de financiación a cambio de un contrato por el que se comprometió a comprar piezas a dicha compañía para la fabricación de Dodge Dart Barreiros y el Simca 1000; el sueño de fabricar automóviles se había alcanzado. El error consistió en no hacer préviamente a la firma del contrato un estudio de mercado, y dejarse embaucar por ciertos consejeros. Una vez realizado el EM, reflejo que el número de coches que se podían construir con las piezas compradas iba a ser muy superior a la demanda que la sociedad española de aquella época (60´s-70´s) podía generar. La negativa de Chrysler a exportar los camiones y tractores Barreiros, y venderlos en sus concesionarios, la disparidad de criterios a la hora de enfocar la estrategía empresarial, y la necesidad de más financiación, provocaron que los hermanos de Eduardo y sus directivos de confianza quedarán fuera del organigrama empresarial, y a la postre, la venta de las acciones por parte de Eduardo Barreiros, al verse como una marioneta en mandos de la Chrysler.

Barreiros firmó un contrato para no ejercer actividad en el mundo de la mecánica durante 5 años. Durante este periodo de travesía por el desierto, se embarcó en diversos proyectos, que abarcaban diversos campos como la ganadería bovina, la elaboración de vino, el turismo y la construcción, fue este último el que casi llega a arruinarlo.

Pero llegó el día en el que el plazo de cinco años culminó, momento en el cual llamó a sus directivos y obreros de confianza, con el objetivo de fabricar motores para el gobierno comunista de Fidel Castro. Compitió frente a un motor Nissan al cual ganó en fiabilidad, firmando un contrato para abrir tres fábricas en Cuba y proveer de motores a la isla. Murió en La Habana haciendo lo que más le gustaba, manipular motores.

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1 comentarios :

TwaL dijo...

Guau, que gran entrada y que gran personaje. Explicado perfectamente. Me encanta ver estos ejemplos de grandes personajes españoles de la antigüedad, donde era mucho más difícil destacar que ahora. me recuerda en cierta medida a Isaac Peral (inventor del Submarino) a Emilio Bellvis (Aragonés e inventor de la fregona), o a Juan de la Cierva (inventor del autogiro y del rotor articulado que usan los helicópteros).
Un saludo