A propósito del artículo “El Flautista” del blog “Crónicas sobre Ruedas”, he recordado todas aquellas veces en los que me subía a un autobús público por las calles de Quito, Ecuador. Y en la mayoría de esos viajes, pude encontrarme con cientos de personajes a los que yo llamo, “emprendedores a la fuerza.”
¿A qué viene esto? La crisis actual exige de nosotros el asumir una actitud emprendedora ante los problemas que se nos presenten. Los nativos digitales llevamos ventaja con respecto a las generaciones anteriores, ya que para nosotros, navegar por las redes sociales y la cultura blogger, es algo que prácticamente está en nuestra naturaleza...
...La Naturaleza de ellos es totalmente distinta. Si nosotros nos servimos de las nuevas tecnologías para generar ideas de negocio innovadoras, ellos se vieron obligados a inventar mil y un maneras para impresionar a los viajeros de un autobús. Aún recuerdo a niños que subían con un cajón para lustrar zapatos. Niños de apenas seis o siete años que mal viven en las calles de Quito, que con sus vocecitas rogaban nuestra atención… improvisaban una canción popular y rogaban por cada asiento alguna moneda perdida en nuestros bolsillos.
Los había más audaces. Personas de nuestra edad que sin haber pasado por las aulas, parecían manejar las mejores técnicas de marketing para atacar a sus potenciales clientes y convencerles de comprar un producto intangible, como este vendedor de ideas. Emprendedores a la fuerza, o emprendedores por supervivencia mas bien. Personas que el hambre y la pobreza han generado en ellos poderosas herramientas con las que buscarse la vida para salir adelante.
Hace un par de semanas, un amigo de mi padre se quejaba de lo mal que va su negocio con la crisis. Mi padre le contestó que él no sabe lo que esa palabra significa. Su amigo se sorprendió de su respuesta, pero antes de que pudiera decir nada, mi padre le respondió: “Yo no sé lo que es la crisis, porque en mi tierra siempre hemos vivido en crisis.”
¿Será eso lo que fallaba en España? Del Campo Villares acierta al afirmar en su artículo, la falta de una cultura emprendedora en este país. Los años de bonanza económica que se han vivido en la última década, podían permitir una actitud relajada y hasta de despreocupación ante el futuro. ¿Y qué está pasando ahora? Cuatro millones de parados engrosan las listas del INEM.
Lo que pasa ahora, es que si vamos por los metros de las grandes ciudades, podemos encontrar a jóvenes que hasta hace poco, salían del conservatorio después de un día de estudio, e iban directamente a sus casas. Ahora sin embargo, prefieren darse una vuelta por las paradas de metro… tender una manta delante de sus pies y empezar a tocar una canción…
No sé lo que pasará mañana… Solo sé que aquel recuerdo que tengo de los viajes en autobús en las calles de Quito, no están tan lejos como parece…
Marco
Joanna Pettet
Hace 1 semana
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