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domingo, 18 de mayo de 2008

Crónica de una muerte anunciada

El Zaragoza desciende a segunda división, la categoría de plata del fútbol español, que tiene poco de acogedora y mucho de infierno. Pregúntenle a los del Atlético.

Los propios errores de planificación, ejecución y control (a más de uno le sonará esto) han abocado al club que “preside” Eduardo Bandrés, con el brazo económico de Agapito Iglesias detrás, a un descenso que la afición no merece.

Durante las últimas semanas, unos medios de comunicación benevolentes como nunca habían arengado a una afición que había hecho despertar su sentimiento zaragocista a la vez que alargó la angustia de un equipo que olía a fracaso desde muy pronto.

El cese de Víctor Fernández tenía como objetivo relanzar al equipo. Su salida del banquillo provocó la llegada de hasta tres entrenadores más, que no supieron sacar al Real Zaragoza de una situación que nadie esperaba a principio de temporada pero que tras el fiasco actual puede ser mucho más dura de lo que imaginamos. Puede llevar a una quiebra económica sin precedentes y con difícil solución.

Al grito de “esa camiseta no la merecéis” el público zaragocista desplazado hasta la isla despidió a unos jugadores que conformaban la plantilla más cara de la historia blanquilla. Razón no le faltaba a los espectadores, que han visto cómo toda la ilusión puesta en el proyecto se iba al traste.

La lucha final no se produjo. El Zaragoza debía ganar un partido de los dos que quedaban y falló. Frente al Madrid faltó puntería, y contra el Mallorca falló todo. Ahora ya sólo queda contar los días para el retorno del equipo maño a primera, pero no se asusten si no es dentro de un año, para mí no tiene nada de quimera.


Via Guillermo Rodriguez Luzón

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